Tras un par de meses de inactividad vuelvo con una entrada preparada para la sección de recomendaciones, ese apartado donde van aquellas películas no muy conocidas que considero, merecen mayor atención. Además, en este caso he elegido una ideal para ver en Halloween, que pilla a la vuelta de la esquina. Sin más dilación, os presento...
Dark Night of the Scarecrow es una de esas agradables rarezas que se encuentra uno de vez en cuando y que calan sobre todo por la sorpresa que supone descubrir que era mucho mejor de lo esperado. Y es que, ¿quién podría esperar gran cosa de un telefilm de terror de 1981 perteneciente al subgénero slasher? Lo sensato es esperar lo peor.
El primer punto a favor está en que a pesar de ser un producto para la pequeña pantalla, cuenta con un equipo muy apañado repleto de típicos secundarios de obras más grandes que también saben hacer bien su trabajo. Empezando por el director, Frank de Felitta, que se movía en la escritura de guiones, entre los que destacan los de El ente (1982) y Las dos vidas de Audrey Rose (1977). Y lo mismo sucede con el reparto, que cuenta con Charles Durning (El golpe, Tootsie), Larry Drake (Darkman, Dr. Rictus), Lane Smith (V, The Mighty Ducks) e incluso Jacelyn Brando (La jauría humana, Los sobornados, Al caer la noche), la hermana mayor de Marlon Brando.
Pero lo que de verdad la hace especial es cómo está tratada, cómo se desarrolla. Porque aquí no encontraremos un descerebrado psychokiller que va matando a diestro y siniestro, lo que tenemos aquí es una historia de asesinatos en serie bien tejida, algo más próximo al suspense de Hitchcock. Y aparte de mantener la intriga hasta el final, los pobres medios con que cuenta se solucionan con una puesta en escena muy sutil que está claramente heredada de la maestría de John Carpenter en Halloween. De hecho me atrevo a afirmar que estamos ante el espantapájaros mejor utilizado en película de terror alguna, algo no demasiado difícil teniendo en cuenta lo poco aprovechada que está dicha figura a pesar de su inquietante aspecto, y lo pobres que suelen ser sus manifestaciones.
Aunque no es muy conocida fuera de los Estados Unidos -donde sí tiene cierto estatus de culto y se ha llegado a lanzar en varios formatos domésticos, incluyendo el Blu-Ray por su 30 aniversario- se ha emitido en varias ocasiones en televisión en nuestro país con un más que correcto doblaje al castellano, y tuvo copias a la venta en VHS.
Así pues, os animo a que le deis una oportunidad a esta valiente cinta, que si bien no llega al nivel de otros clásicos del terror para TV como IT o Salem's Lot, es igualmente destacable y no solo entre las películas para televisión, sino también entre la inmensa oleada de clones de Viernes 13 que surgieron en aquel momento, lo cual es un logro.
El 19 de diciembre de 1974, cuatro franceses reunidos bajo el nombre colectivo "Los Humanoides Asociados", fundaron una de las publicaciones más destacadas e influyentes que han existido en el mundo del cómic en general y de la ciencia ficción y la fantasía en particular. Hablamos de Jean-Pierre Dionnet, Jean Giraud "Moebius", Philippe Druillet y Bernard Farkas, los padres de la revista para adultos Métal Hurlant.
De izq. a der.: Dionnet, Farkas, Druillet y Moebius
Este trimestral estuvo en activo hasta 1987, siendo editado -aparte de Francia- en Italia, Alemania, Inglaterra, España y Estados Unidos, donde fue renombrada a Heavy Metal. Por ella pasaron muchas de las grandes historietas de la época, escritas y dibujadas por grandes maestros que llenaron sus páginas, véase: Jacques Tardi, Bernie Wrightson, Enki Bilal, Philippe "Caza", Richard Corben, Alejandro Jodorowsky, Dominique Hé, Milo Manara, Marcel Gotlib, Serge Clerc, Frank Margerin...
En nuestro país comenzó a editarse parte de su contenido entre las páginas de Totem, la vieja publicación de Editorial Nueva Frontera, que inició su nº1 ya con el primer episodio de la serie "Las armadas del conquistador", creada por Dionnet y Jean-Claude Gal.
Hacia 1981 apareció por fin publicada con su propio título y todo el contenido localizado, a cargo de la misma editorial en los primeros números, y de Eurocomic en los más de cuarenta ejemplares restantes. En 2002 volvieron a editarse unas cuantas entregas de la revista, pero llegó a estar en activo apenas dos años más. Tiempo después, en mayo de 2006, se lanzaba el último hasta la fecha.
Las series de historietas y personajes que alcanzaron mayor popularidad vinieron de la mano de dos de sus creadores. Por un lado, Moebius tuvo su mayor éxito con Arzach, la saga del solitario jinete que monta un extraño pterodáctilo, el gran estandarte de la revista. Por otro lado, Druillet haría lo propio con los viajes de "Lone Sloane", el truhán con poderes que había tenido ya sus viñetas en Pilote, la arquetípica publicación francesa que vio nacer clásicos como Astérix, Lucky Luke o Blueberry.
Por otra parte, Ivan Reitman y Leonard Mogel (director de la edición americana de la revista), producirían en 1981 una película de animación canadiense formada por episodios basados en las historietas del magacín, entre los que figuran algunos escritos por Dan O'Bannon. La banda sonora original estuvo a cargo de Elmer Bernstein, y contó además con una buena cantidad de bandas de rock de la época que constituyeron un listado de temas de lujo para el film y cosecharon buenas ventas.
Casi veinte años después se hizo una segunda película titulada Heavy Metal 2000, aunque no tuvo tan buena acogida. Está prevista una nueva desde hace unos años, pero tras bajarse del proyecto los directores previstos -David Fincher, James Cameron, Guillermo del Toro y Gore Verbinski- no es muy seguro que llegue a buen puerto. Lo último que se sabe es que tomará las riendas Robert Rodríguez para 2014.
También se ha estrenado hace poco una serie de televisión francesa, que lleva por nombre Metal Hurlant Chronicles y adapta mediante "live action" algunas historias de la revista. Hasta ahora lleva seis episodios y se espera una segunda temporada.
Así pues, podemos decir que la sombra del "Metal estridente" sigue siendo alargada a pesar de que dejase de editarse hace tiempo. Después de todo, el arte del cómic sí que sigue en activo, y su buen estado de salud se debe en gran parte a la vida que insuflaron todos los artistas a los que dio acogida. Claro que no fue solo el cómic lo que revolucionó, sino también el cine, ya que las grandes obras de entonces -Alien, Star Wars, Blade Runner, Tron, Atmósfera cero...- le deben todo a estos señores.
Para acabar, me gustaría recomendar las re-ediciones que está haciendo Norma de los trabajos de Moebius para Métal Hurlant. Las presentaciones son muy buenas, y al menos los tomos de "The Long Tomorrow", "El Garaje Hermético" y el ya mencionado "Arzach", deben estar en la estantería de todo el que se considere admirador.
Lo más probable es que ni su rostro ni su nombre resulten familiares entre aquellos que apenas tienen contacto con la animación japonesa, pero si digo que este aclamado director es el creador de obras tan importantes como Ninja Scroll (1993) o Vampire Hunter D Bloodlust (2000), y que fue llamado a colaborar en aquel proyecto "spin-off" de la saga de los Wachowski titulado Animatrix (2003), quizás la cosa vaya cambiando un poco y os suene más.
Pero si aun así sigue sin deciros nada, no pasa nada, porque esa es una de las razones por las que le he elegido para hacer este especial. Su carrera ha dado los suficientes buenos frutos como para merecer tal distinción, pero no es todo lo conocido que debería por estos lares, por lo que considero más apropiado hablar de él y acercarlo al mayor público posible que hablar de otros de los que se ha escrito largo y tendido. Claro que aparte de eso, desde luego se encuentra entre mis favoritos, cerca de Mamoru Oshii o Hideaki Anno.
The Ascent
Nacido el 18 de noviembre de 1950 en Yokohama(Prefectura Kanagawa), trabajó en Mushi Production Animation desde poco después de graduarse hasta que el estudio cerrase en 1972. Fue entonces cuando junto a Rintaro, Osamu Dezaki y otros grandes diseñadores del momento, fundó el que hoy en día es uno de los más reputados estudios de animación de todo Japón, y por lo tanto, del mundo: MADHOUSE Inc.
Allí se hizo un hueco durante los años 70 realizando storyboards, diseñando personajes y asistiendo en algunos capítulos para series de TV hasta que debutó como director con Lensman (1984), largometraje de 107 min. basado en las novelas de E. E. Smith.
Pero no sería hasta 1987 cuando estrenaría la película con la que empezó a definir su trazado estilizado y sus diseños oscuros, aunque más que el terror sus campos han sido la fantasía y la ficción. Wicked City fue también la obra por la que empezaría a ser reconocido, adaptando una de las novelas de criaturas demoníacas de Kikuchi. Al igual que veremos en casi todas sus obras, se trata de animación para adultos con contenido violento -incluso gore- y sexual, aunque sin llegar a considerarse "hentai".
Ese mismo año trabajaría también escribiendo y dirigiendo "The Running Man", una de las tres historias que conforman la película de episodios Neo-Tokyo: Labyrinth Tales. Personalmente es la que más me gusta (tanto por la calidad y estilo de animación como por el contenido), aunque la de Katsuhiro Ôtomo también está bastante bien. La de Rintaro, sin ser mala en absoluto, pone la nota más surrealista y extravagante.
Al año siguiente, encantado tanto por la buena acogida como por el acabado de Wicked City, se embarcaría en la adaptación de otra de las obras góticas de Hideyuki Kikuchi para perfeccionar la simbiosis entre la temática de estos libros y el tono de su "dark animation". La elegida en este caso fue Demon City Shinjuku, publicada en 1982.
Tras esto pasó unos años atendiendo trabajos de menor peso como el guión de El viento de amnesia o algunas OVAs tales como Ciber City Oedo 808 o las dedicadas al personaje Goku Furinji (Goku: Midnight Eye y Goku II: Midnight Eye), mientras preparaba la que sería su obra más personal e importante: una historia de ninjas, samuráis y fuerzas sobrenaturales en el Japón feudal, que le terminaría de catapultar a la primera línea.
Golden Years
Kawajiri reclutó a algunos de los grandes artistas de Madhouse para llevar a cabo su creación. Así mientras él se ocupaba de dirigir y escribir el guión -pues en este caso el anime no estaba basado en ningún manga ni escrito anterior, sino que era cosecha propia (a modo de homenaje, eso sí, a la serie de librosNinpōchōy al gran samurái Yagyū Jūbei Mitsuyoshi)- Yutaka Minowa se dedicaba al meticuloso diseño de personajes, Kaoru Wada compondría la banda sonora original, y algunos de los grandes actores de doblaje japoneses pondrían voz al variopinto grupo de guerreros ninja.
Ninja Scroll se convirtió en un éxito tanto fuera como dentro de Japón, donde obtuvo el premio del público en el Yubari International Fantastic Film Festival de 1993. Su repercusión dentro del anime fue tal, que si hablamos de las tres grandes películas de animación para adultos procedentes del país del sol naciente, primero vendría Akira, luego Ghost in the Shell, e inmediatamente después estaría la de Mr. Kawajiri-san.
La BBFC censuró la grotesca escena inicial.
Además de los trabajados diseños y la impecable animación, conviene destacar también la banda sonora, que fue lanzada en el 2000 por ADV Films en Norte América. Las magníficas canciones cantadas y compuestas por Ryouhei Yamanashi con letra de Shou Jitsukawa (8.- "To Those Who Face the Wind" y 15.- "Somewhere, Faraway, Everyone is Listen a Ballad") son otro de los aspectos más conocidos de la película.
Pasados cuatro años comenzaría la producción de su segundo gran proyecto, que entre unas cosas y otras no vería la luz hasta el año 2000, dándole tiempo mientras tanto a preparar dos OVAs más -The Cockpit y Birdy the Mighty- aparte de escribir el guión de otras dos. En esta ocasión volvería a escribir el libreto adaptando la tercera novela de la saga Vampire Hunter D -siendo la última adaptación de Kikuchi- que lleva por nombre "D - Demon Deathcase". Así, bajo el nombre Vampire Hunter D Bloodlust, continuaba la historia que previamente había tenido su correspondiente versión animada en 1985 de la mano de otros dos genios como Toyoo Ashida y Carl Macek.
Las grandes diferencias respecto a aquella primera película, aparte de la evidente mejora en la animación, las encontramos en el equipo, que se compone en una buena parte de personal occidental, mayormente los actores de doblaje y el compositor, Marco D'Ambrosio. De hecho aunque la banda sonora es bastante buena, no llega al nivel de aquella maravilla que compuso el maestro Tetsuya Komuro quince años antes.
Sin embargo la película en sí misma raya a un nivel excelente gracias al tremendo cuidado de los detalles, y no es raro que mucha gente la prefiera antes que la clásica. En cualquier caso, a mí ambas me parecen notables y muy recomendables.
From Now On
En los años siguientes se embarcó en el terreno de las series, por un lado con X (2001), que se basaba en el manga de Clamp, y por el otro colaborando en la versión anime de Ninja Scroll junto a Tatsuo Sato. Además de eso, la ya nombrada colaboración en Animatrix y la constante dedicación a los storyboards, en estos años el único gran trabajo que ha hecho es Highlander: The Search of Vengeance (2007), una película de animación enmarcada dentro del universo de la mítica saga de Los Inmortales protagonizada por Christopher Lambert, con mayor valor que sus secuelas.
Lo último que se sabe de sus planes actuales es que aprobó el guión para la secuela de Ninja Scroll, pero poco más se conoce sobre ese proyecto. Esperemos que todavía nos siga dando muchas más joyas del dibujo en movimiento, porque hay pocos como él.
James Wan es uno de los nombres que más han sonado en la última década al hablar de cine de terror. Desde que su aclamada ópera prima derivase en una exitosa saga de puzzles gore, el director malayo se ha colocado en un puesto importante con apenas cuatro películas, entre ellas la conocida Insidious y la infravalorada Dead Silence, que contaba ya con una ambientación magistral y su fuerte predilección por los muñecos.
Nos llega ahora su quinto largometraje a la dirección, que está arrasando en críticas no solo a la casi totalidad de los estrenos de este año, sino que además es la película de miedo que mejor recibimiento ha tenido en por lo menos doce años. Se la compara mucho con El Exorcista, Al final de la escalera e incluso con Los pájaros, y por lo que pude comprobar anoche en el cine, no es una afirmación nada descabellada.
Expediente Warren: The Conjuring -título que recibe en España- toma como base las investigaciones paranormales realizadas por los demonólogos Ed y Lorraine Warren durante los años 60 y 70. Esto lo habíamos visto ya previamente en la gran pantalla, puesto que su caso más conocido, The Amityville Horror, fue recogido en una novela por Jay Anson y dio a luz todo un clásico en 1979 que recibiría numerosas secuelas.
Partiendo entonces de esa base, el señor Wan despliega su gran conocimiento de los patrones clásicos del horror para convertir la historia de la familia Perron en un tratado. Porque aquí el pavor es acumulativo, todo lo que se sucede en la primera mitad no es más que un aviso de lo que está por venir, dosificando la tensión como en un largo crescendo. Y es que la fórmula se centra en avivar los temores hacia aquello que no vemos ni oímos, aquello que nunca se muestra, solamente se insinúa.
Este ejercicio ejemplar no lo veía bien ejecutado desde The House of the Devil, solo que esta vez con un guión bastante más solido -aunque con un fuerte componente sobrenatural que como siempre, nos hace suspender nuestra incredulidad- y sobre todo con un broche final mucho menos aparatoso e inverosímil que el de Ti West.
Los actores no destacan, quitando por supuesto a Patrick Wilson y Vera Farmiga que lo hacen estupendamente, pero digamos que dan el pego. Y al igual que el actor de su anterior película, repite también Joseph Bishara con una banda sonora efectiva, caracterizada por las marcadas estridencias que ya utilizó en Insidious. Todo bien engastado con temas vintage, de Dead Man's Bones al mítico "Odessey and Oracle".
The Conjuring habrá hecho que más de uno -entre los que me incluyo- recupere las esperanzas en el Insidious Chapter 2 que está preparando ahora mismo. Sin embargo me da que va a llover mucho hasta que veamos de nuevo una incursión tan brillante.
Solo espero que esta vez no nos toque esperar tantos años...
Retomando la sección de rankings, voy a dedicar un listado a las 10 películas de J-Horror, K-Horror y terror asiático en general (muy de moda en los últimos años) que considero imprescindibles, superiores o simplemente me gustan más. Del 10 al 1...
10 | Ju-on: The Grudge (2002)
Un referente ya dentro del J-Horror, que ha dado pie a una secuela, dos versiones americanas y un par de spin-off, siendo de hecho en sí misma una versión mejorada de la versión directa a vídeo que hizo el propio Takashi Shimizu en el año 2000.
09 | Audition (1999)
Uno de los primeros grandes éxitos del controvertido director japonés Takashi Miike. Al igual que todo su cine no es una película fácil, a pesar de lo que pueda parecer en un principio esconde unas potentes dosis de terror psicológico. Una película de culto.
08 | The Eye (2002)
Esta gran película procedente de Hong Kong (no confundir con el olvidable remake protagonizado por Jessica Alba) presenta una premisa bastante creíble para introducir la recurrente historia de fantasmas. Y de verdad consigue crear cierto mal rollo.
07 | Hausu (1977)
Con diferencia, la película más rara que he visto en mi vida, toda una joya absoluta de la experimentación. Todas las técnicas cinematográficas posibles están aquí de un modo u otro, ya sea para espantar o hacer reir, pero es una recomendación obligada.
Además la banda sonora es impresionante, de las mejores del J-Horror.
06 | Dark Water (2002)
Una que me encanta especialmente, a mi parecer no lo suficientemente bien valorada dentro de la carrera de Hideo Nakata (tampoco confundir con el regulero remake con Jennifer Conelly). Aterradora y costumbrista historia de amor maternal, infinitamente superior a esa apadrinada por Del Toro de cuyo nombre no quiero acordarme.
05 | Ringu (1998)
Sin duda la más exitosa de todas las cintas de terror asiáticas, la que inició la reciente moda de los clones de Sadako. Notablemente superior a su versión americana, es una película que todo amante del género debería haber visto, no tiene desperdicio.
Al igual que en Dark Water, el trabajo de Kenji Kawai merece mención especial.
04 | Onibaba (1964)
Todo un clásico del cine japonés, una historia de celos en el Japón feudal con ciertas dosis sobrenaturales y una dirección impecable. Los elementos de terror no abundan, pero tiene algunas escenas que son absolutamente impactantes y sobrecogedoras.
03 | Three... Extremes (2004)
Proyecto conjunto (coproducción Japón-Corea del Sur-Hong Kong) de tres historias dirigidas por tres grandes directores: Park Chan-Wook, Takashi Miike y Fruit Chan. El resultado es una bendición, de las mejores películas de terror de los últimos años.
02 | Kuroneko (1968)
Obra maestra. Esta otra gran incursión de Kaneto Shindo en el terror (que me gusta más que Onibaba) es una escalofriante y fantasmagórica historia de samuráis y venganzas inundada por la elegancia del blanco y negro. Otro clásico indispensable.
01 | Kwaidan (1964)
La cima absoluta del cine fantástico y de terror en el país del sol naciente, además de -con permiso de The Innocents (1961)- la mejor película de fantasmas que recuerdo. Solamente un genio como Masaki Kobayashi podía dar a luz esta monumental obra de cuatro historias espeluznantes basadas en los relatos de Koizumi Yakumo a principios del siglo XX bajo el título de Kwaidan: Stories and Studies of Strange Things.
Perfecta en lo visual (tardó 5 años en prepararla), con un tratado de los colores como pocas veces se han visto y una forma de presentar el más allá difícil de olvidar.
En 1965 ganó el premio del jurado en Cannes y fue nominada al Oscar.
Hace años que se venía gestando el regreso de la mítica franquicia de terror de Sam Raimi, para unirse así a la larga lista de arquetipos del género que se han renovado durante los últimos lustros. En principio iba a ser él mismo quien la dirigiese, pero finalmente abandonó la idea para colocarse como productor junto a Bruce Campbell y Robert Tapert, quien ya estuviese a los mandos de la producción en las anteriores.
El trío calavera escogió entonces a un debutante Fede Álvarez en el que parecían confiar, y viendo la positiva acogida del estreno durante esta primavera lo cierto es que no se equivocaban. Esta renovada y homónima Evil Dead (aunque ahora sin el artículo) se ha convertido en uno de esos escasos remakes que son bien recibidos por la mayoría, y quizás la campaña de "películas más terrorífica" ha tenido algo que ver.
Personalmente no estoy de acuerdo con esa afirmación, pero sí es una película decidida a impactar. Todo el que haya visto Posesión infernal sabe por dónde se va a mover, sabe que no va a plantear nada nuevo precisamente porque aquella película creó escuela en 1981 y desde entonces ha sido fusilada de todos los modos posibles. Hay clichés, por supuesto, y dado que no se desvía demasiado, resultará predecible, por lo tanto la solución que han tomado es desatarla por completo. Si la original era un festival gore, aquí tenemos tres tazas; si había posesiones y manifestaciones del mal, aquí se amplifican siguiendo los patrones actuales, mucho menos conservadores.
Esto puede gustar o no, pero no había muchas más formas de hacerlo. En ocasiones parece que se preocupa demasiado por acentuar todo ese fatalismo, pero la impresión que a mí me ha producido es que el conjunto termina por funcionar. Además la batuta que lleva los acontecimientos la conduce buscando el homenaje, para que así sea inevitable que los seguidores quedemos atrapados, sobre todo por la vorágine final.
Los actores son probablemente lo más flojo de la película, aunque esto pasa en la mayoría de películas de terror con los que se sabe que van a morir. Sin embargo lo contrarresta con una atmósfera muy lograda, especialmente en exteriores, y la magnífica banda sonora de Roque Baños que es casi media película, sin exagerar.
En resumen, una buena dosis de terror moderno aderezado con la esencia del clásico, situada por encima de la media en lo que a actualización de viejas obras se refiere.
"We've been waiting... we've always been waiting."
Tras su segunda incursión en la saga de Michael Myers, el músico de metal Robert Barleth Cummings (aka Rob Zombie) anunció la que sería su siguiente película, abordando esta vez la brujería como tema principal. The Lords of Salem fue proyectada en la pasada edición del Festival de Sitges, donde recibió críticas de todo tipo, aunque al parecer las que predominaban eran las negativas. A pesar de todo, mi interés se ha mantenido intacto y la he visto en cuanto he tenido la oportunidad.
La película lo cierto es que no es fácil de digerir, a veces parece que no se dirige a ninguna parte, por lo que resulta tan fácil amarla como odiarla. Y esto ocurre porque tenemos una vez más al director de La casa de los 1000 cadáveres o Halloween II (H2), el Rob más desatado, el que cuenta las cosas a su manera al precio que sea.
A mí sinceramente me ha gustado, aunque no es tampoco ninguna maravilla entra dentro de lo que esperaba de él, pero quizás porque respeto su estilo. Soy consciente de que eso provoca que sea menos correcto que en sus obras más célebres, como es el caso de Los renegados del diablo, pero también lo convierte en un director distinto al resto, y eso hoy en día es casi más valioso que mantener unos estándares de calidad.
Todo gira en torno a una misteriosa grabación en vinilo que llega a la emisora en la que trabaja Heidi LaRoq, la protagonista que encarna Sheri Moon, la recurrente mujer del cantante. Así pues, como era de esperar, el componente musical juega un papel importante, siendo uno de los mayores aciertos de la película. El resto recae sobre los aquelarres y rituales satánicos de rigor, aunque con un tratamiento algo excéntrico e incluso surrealista de las escenas, que es digamos lo que tiene de especial.
Por supuesto tampoco faltan las referencias, que son ya marca de la casa. El buen gusto de Rob muestra desde Rush o W.A. Mozart hasta George Méliès y Bela Lugosi. Sin olvidar, claro está, la inquietante banda sonora original compuesta por él mismo.
En definitiva, una "rara avis" dentro del terror actual que no destacará ni se convertirá en lo más recordado de su filmografía, pero que se agradece por lo atrevido de la propuesta y sus extrañas simbologías e imágenes. No se la recomiendo a todo el mundo porque no es para todo el mundo, pero quizás mi opinión os oriente un poco.