"We've been waiting... we've always been waiting."
Tras su segunda incursión en la saga de Michael Myers, el músico de metal Robert Barleth Cummings (aka Rob Zombie) anunció la que sería su siguiente película, abordando esta vez la brujería como tema principal. The Lords of Salem fue proyectada en la pasada edición del Festival de Sitges, donde recibió críticas de todo tipo, aunque al parecer las que predominaban eran las negativas. A pesar de todo, mi interés se ha mantenido intacto y la he visto en cuanto he tenido la oportunidad.
La película lo cierto es que no es fácil de digerir, a veces parece que no se dirige a ninguna parte, por lo que resulta tan fácil amarla como odiarla. Y esto ocurre porque tenemos una vez más al director de La casa de los 1000 cadáveres o Halloween II (H2), el Rob más desatado, el que cuenta las cosas a su manera al precio que sea.
A mí sinceramente me ha gustado, aunque no es tampoco ninguna maravilla entra dentro de lo que esperaba de él, pero quizás porque respeto su estilo. Soy consciente de que eso provoca que sea menos correcto que en sus obras más célebres, como es el caso de Los renegados del diablo, pero también lo convierte en un director distinto al resto, y eso hoy en día es casi más valioso que mantener unos estándares de calidad.
Todo gira en torno a una misteriosa grabación en vinilo que llega a la emisora en la que trabaja Heidi LaRoq, la protagonista que encarna Sheri Moon, la recurrente mujer del cantante. Así pues, como era de esperar, el componente musical juega un papel importante, siendo uno de los mayores aciertos de la película. El resto recae sobre los aquelarres y rituales satánicos de rigor, aunque con un tratamiento algo excéntrico e incluso surrealista de las escenas, que es digamos lo que tiene de especial.
Por supuesto tampoco faltan las referencias, que son ya marca de la casa. El buen gusto de Rob muestra desde Rush o W.A. Mozart hasta George Méliès y Bela Lugosi. Sin olvidar, claro está, la inquietante banda sonora original compuesta por él mismo.
En definitiva, una "rara avis" dentro del terror actual que no destacará ni se convertirá en lo más recordado de su filmografía, pero que se agradece por lo atrevido de la propuesta y sus extrañas simbologías e imágenes. No se la recomiendo a todo el mundo porque no es para todo el mundo, pero quizás mi opinión os oriente un poco.
Valoración: 6/10
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