martes, 28 de febrero de 2012

La magia del videoclub

Durante la década de los 80 y los 90 los videoclubs vivieron la que podemos llamar sin lugar a dudas su "edad dorada", una etapa que se inicia con la estandarización y consiguiente fiebre de los Video Home System (VHS) y que culmina con la sustitución en los hogares del reproductor de vídeo por la vía que abren los ordenadores personales con acceso a internet.

En esto también tiene parte de culpa la llegada del DVD, que aunque su verdadero crimen fue acabar con las viejas cintas, no olvidemos que su formato de disco óptico aceleró notablemente el nivel de piratería, relegada hasta entonces a la grabación de la programación televisiva en los cassettes vírgenes.

Por este motivo hablar de aquellas tiendas, que podían ir desde la postergada del barrio hasta exitosas cadenas tan míticas como Blockbuster, va inevitablemente ligado al formato de cinta magnética, un formato que además de servir como nueva forma de mercado sirvió para que gran cantidad de producciones de bajo coste pudieran ver la luz. Es ahí donde entra la expresión "cine de videoclub", usada para todas aquellas obras de Serie B o incluso Z que salían directamente en vídeo.

Gracias a ese colchón podría decirse que tuvimos una cantidad ingente de subproductos de género que llenaban las estanterías, esperando a que los jóvenes sedientos de morbo oliesen la carnaza. Y es que no hay duda de que este tipo de películas ofrecen algo difícil de igualar por las grandes producciones, es todo mucho más directo, más simple y está peor hecho, pero desprenden un inocente encanto por el que se hacen querer.

"El Terror no Tiene Forma", "TerrorVision", "La Galaxia del Terror", "C.H.U.D.", "Waxwork", "El Vengador Tóxico", "Sgt. Kabukiman N.Y.P.D.", "2019 Tras la caída de Nueva York", "1990: Los Guerreros del Bronx", "Yor, el Cazador que vino del Futuro", "El Aparecido", "Xtro", "Krull", "Starfighter", "Hardware", "R.O.T.O.R.", "Los Caballeros de la Moto", "La Lámpara", "Razorback" o "Gomia, Terror en el Mar Egeo" son tan solo algunos ejemplos de las joyas que podíamos encontrarnos por entonces, tan exquisítamente manufacturadas y tan llenas de contenido complementario de media-baja calidad.

Además en muchos casos ni siquiera hacía falta leer la sinopsis en la parte trasera de la caja para que recibiesen su alquiler, porque entonces lo de hacer que entrase por los ojos era un oficio, las carátulas eran puro arte y los mensajes más explícitos imposible.

"Deténgase y dele una oportunidad al más allá."

Lamentablemente hoy en día todo eso se ha perdido, y no porque ya no se hagan películas cutres o se hayan extinguido por completo los videoclubs, sino porque digamos que el contacto ha cambiado de forma considerable, ha pasado de ser un aperitivo con su bonito envoltorio y su entrañable ritual de selección al bombardeo del formato digital o los productos con una presentación lamentable.

Así que no queda otra que bucear en el coleccionismo para poder en muchos casos rescatar copias que ni siquiera han visto su paso al disco debido a la poca demanda, pero me temo que queda lejos la inolvidable sensación del flujo de todo este tipo de productos cuando estaban en activo. Era en aquel tiempo cuando los tráilers iniciales, el rebobinado predevolución o los flyers con las novedades estaban a la orden del día.

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